Voy a empezar con un comentario con facha pretenciosa, pero no suelo consumir contenido de «entretenimiento», y no es por que no por que no me gusten los videojuegos o las historias o sentarme a escuchar música sin hacer nada, si no por que me he estado entrenando a trabajar con un esquema de esfuerzo – recompensa, como una especie de «entrenamiento de dopamina», por eso desayuno solo después de entrenar, por eso mantengo mis rituales diarios con disciplina lo mas que pueda y después me recompenso con algo, o no, así que a veces cuando aplasté mi lista de objetivos de la semana, es decir de lunes a domingo me rifé cada una de las cosa que quería hacer, a veces me recompenso con ver una película en línea, y así fué que me topé con The Social Dilemma, la cuál inmediatamente me fue restregada en la cara Netflix en el momento que inicié sesión (irónicamente haciendo uso de los mismos algoritmos de sugerencia satanizados después en la peli 😊), y la sinopsis se me hizo lo suficientemente interesante como para dármela, porque por lo general ya llevo la idea de que voy a ver, por ejemplo en este momento tengo una lista de películas Indias que me recomendaron ver, en fin, el tema se me hizo interesante ya que tengo una opinión bastante ascética en cuanto al uso de redes sociales que ya describí acá, aunque honestamente como todo en la vida, dicha postura va evolucionando.
Con lo que me topé al ver esta amalgama visual es una historia ficticia mezclada con entrevistas «reales» que giran en torno al uso de redes sociales modernas, para ser mas específicos Facebook y Twitter, que aparentemente es dónde se centra toda la acción, sí, sí ya se que Instagram, y WhatsApp también son importantes, incluso YouTube, sin embargo las primeras dos entran dentro de la «sombrilla» del buen Zuck en Facebook, y aunque nadie habla directamente de Google como «red social» (con excepción de YouTube, ¿Quién utilizó G+? ) los morros de Mountain View son de los que mas recio recolectan data para perfilarte anuncios a diestra y siniestra.
La parte de la historia «ficticia» habla de como un pibe normal común y corriente (Ben) se va involucrando lentamente en lo que parecería ser una corriente política activista (de «extrema derecha» ¿?), cayendo en ese rabbit hole de sugerencias gracias a los algoritmos de estas redes sociales, los cuales son literalmente personificados como unos cuates medio malignos y medio sin escrúpulos que toman acciones y decisiones para influenciar tener al pibe pegado al feed de una aplicación que la neta parecía un clon de Instagram, utilizando cualquier cantidad de artimañas y haciendo uso de información del mundo real gracias a los otros usuarios relevantes en el contexto al rededor del pibe, al final la imagen que pinta es una bien lúgubre de manipulación con la cual van generando (literal) un modelo del pibe casi a la perfección que les permite predecir «su siguiente probable movimiento» gracias a la forma en que estos algoritmos han estado aprendiendo sobre los hábitos e higiene digital del pibe.
Por otro lado hay un cúmulo de entrevistas a actores ( de participante no de que interpreten a un personaje) que estuvieron en las primeras oleadas de desarrollo y diseño de estas redes sociales allá en los dosmiles, o que de algún modo según los productores del filme su opinión en relevante en este tema, por ejemplo, la raza que invento el botón de «me gusta», que estuvieron en el arranque de Google, Instagram, Twitter, YouTube, Pinterest, y otros mas del lado académico como la PhD Shoshana Zuboff de Harvard, y un personaje que me cae a toda madre: Jaron Lanier a quien se le atribuye ser el santo patrono de la realidad virtual y que además posee una mata de dreadlocks impresionante, en fin, todas estas entrevistas apuntan a la misma idea: «este pedo se salió de control», básicamente el abanico de opciones que dan estos expertos es o radicalmente borrar tus cuentas de redes sociales, o implementar mecanismos de restricción y ya bajita la mano apalancándose del miedo (o preocupación) inyectada a la audiencia, hablar sobre reformas legales (que medio solo funcionarían en EEUU de primera instancia, aunque eventualmente nuestros gobiernos ctrl+C, ctrl+V políticas similares) ya que esencialmente el éxito de estas aplicaciones depende de la cantidad de tiempo que un usuario pase utilizando sus servicios para así capturar la mayor cantidad de información (e información de la información alias «bendita metadata») para con ella poderte informar sobre descuentazos en esas aspiradoras robóticas que tanto te llaman la atención.
¿A quién no le ha pasado caer en la paranoia de creer que «lo están escuchando» por que en una peda le platicó a unos camaradas sobre equis artículo que se le hacía atractivo, y misteriosamente unas semanas después empiezas a ver publicidad al respecto, o sobre el deseo de ir de vacaciones a equis lugar, y misteriosamente comenzar a recibir promos de viajes o publicidad al respecto? y no, no te están escuchando, está mas grueso el pedo, a través de machine learning (o inteligencia artificial para mis boomers) y con todo el cúmulo de data y estadística que se puede generar a partir de ella, se puede predecir el comportamiento a futuro de un individuo, es decir tu, a tu edad, genero, lugares que frecuentas, gente con la que convives y demás curiosidades como prácticamente cada click que das en la web, se genera una receta y simplemente (ni tanto) usando ejemplos históricos resulta que varias personas muy similares a ti después de googlear: «roomba», de buscarla en Amazon, de comentarlo en foros o textearlo en WhatsApp, de ver videos de reseñas en YouTube o de asistir a una tienda de electrónicos o que se yo, terminaron ordenando un modelo de aspiradora robot en línea, y pues ellos creen que esa publicidad te «podría servir», y boom, te presentan la sugerencia, y tu te cagas pa’dentro creyendo que te están observando, nope, ya saben casi todo sobre ti, y eres tan poco especial que probabilidad y estadística pueden predecir que decisiones vas a tomar 😊.
Pero regresando al tema de la película-documental, es cierto y no, por que pintan una imagen muy obscura, en mi opinion mas de lo necesario, aunque parcialmente es cierto, estas redes sociales capturan un chingo de datos, los mismos a los que les diste permiso cuando aceptaste los términos de uso de servicio, recuerdo muy bien en la universidad cuando le pegaba hardcore a comunidades de software libre y hacking ético (y no tan ético) que decían que: «Si no pagas por un producto, tu eres el producto» y en este caso no eres TÚ per se pero si tu data, así que por ese lado estoy de acuerdo, sin embargo ignora por completo todo el lado positivo y el movimiento económico que ha generado, ¿conoces algún «influencer» de los 90’s, o incluso de los 2000’s, o algún YouTuber que tenga 30 años haciendo videos o streaming en Twitch, o algún podcast que tenga mas de 15 años? nada de eso existía, abrió una puertota a poder crear negocios completamente virtuales y con presencia global meramente digital, hay mucha gente «apalancando» la tecnología para generar, crear y agregar valor a la comunidad (y al mundo), y claro haciendo un billete en el proceso, o que me dices de todas las comunidades que se basan en redes sociales para transmitir mensajes positivos para (a pesar de sonar jipi) «mandar buena vibra», por ejemplo hace un mes contribuí en un par de donaciones para crowdfundear gente que necesita atención médica, a través de «redes sociales», etcétera, mi punto es que ejemplos hay.
Por otro lado y uno de los principales motivos por los cuales yo mero dejé las redes sociales paulatinamente: El cagadero de las opiniones personales, ¿cuantas veces te tienes que poner a alegar con extraños en Twitter para que sepas que no vale la pena y tu tiempo es mucho mas valioso invertido en otra actividad que una competencia de medirse la pija en cuanto a opiniones o posturas políticas o filosóficas o morales, que ganas cuando «ganas» la batalla de ser el mas clever (listo) o el mas «racional» o en general el tener «la razón» en Internet? te voy a decir que ganas: un imán para refrigerador imaginario que dice «A todos nos vale madre», así que intercambiaste minutos tal vez horas en «ganar» esa pelea en línea, y eso si es que «la ganas» de otro modo el hervor de sentimientos negativos es REAL.

Y es que así es el ser humano, por mas que nos queramos sentir superiores y la mera vena, seguimos siendo unos micos tribales, necesitamos participar en un grupo y no solo eso, si no que debemos sentirnos aceptados y valorados dentro del grupo para estar seguros de que no perderemos nuestro lugar en dicho grupo alias: la tribu y por ende perecer en el aislamiento como el indefenso primate que somos, claro que nada de esto es algo que conscientemente la Neocortex procese, nope, tu cerebro reptiliano, o tu sistema límbico se encarga de eso, no importa que manejes tu Tesla y tengas todos los productos del ecosistema de Apple, o que seas una completa eminencia ordenando arreglos binarios, tu cerebro de simio sigue necesitando una (o varias) tribu(s), incluso cuando esa tribu crece lo suficiente, se divide en sub-tribus, y el mismo patrón de comportamiento se repite, por eso es que no estoy de acuerdo cuando dicen que por ejemplo: «las redes sociales complicaron las relaciones de pareja», no, realmente no, solo hacen más transparente la mierda de persona que eres, o que somos a veces en colectivo, aunque también hay menciones honoríficas individuales, pero no te desmotives, para nada es una visión obscura y nihilista, por el contrario es solo una vista en el espejo, en el contexto actual, recuerda que arriba mencioné sobre el lado «suave», sobre la parte positiva, sobre lo que ha sumado a la sociedad, a nuestra tribu masiva y global, que incluso a veces permea a la parte del mundo que aún no está conectada, como por ejemplo los productores de café de Thogarihunkal en Chikmagalur que se benefician de vender sus granos a unos cuates que decidieron montar una empresita de café gourmet a los cuales gente como yo les compra granos tostados en línea, o como sobre la gente que utiliza las redes sociales para crear, generar valor o simplemente entretener y proveerse ellos y a la comunidad en el proceso, al final del día las redes sociales son solo una herramienta, como un martillo, el pedo es que si no sabemos usar un martillo a todo le vamos a ver cara de clavo.
Así que mi opinión resumida sobre The Social Dilemma es que es un ejercicio interesante, un poco amarillista y más obscura de lo que necesitaba ser, aunque tal vez es necesario por que hay un sector de usuarios que no tienen ni puta idea de como funciona nada de eso «por atrás» o como decíamos en la universidad: «las tripas», como dijo el buen Arthur C. Clarke:
«Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia»
Arthur C. Clarke
De modo que tal vez pintarles a los boomers la imagen sombría de manipulación y extracción de datos medio mezquinamente y sin ninguna clase de compromiso ni responsabilidad moral sea importante, yo creo que no hay una solución más que aprender (y romper monopolios digitales pero eso no va tanto del lado de la responsabilidad individual que tanto pregono), saber que esas herramientas están AHÍ pero que tienen un costo, ser diligentes (e inteligentes) con nuestra información y proteger nuestra privacidad lo mejor que podamos, lo cuál me hace recordar conversaciones con gente que al respecto de la privacidad me decían : «pus’ que güey, yo no tengo nada que esconder», a lo cual les contesto: Entiendo, entonces construye un baño con muros translucidos, todos cagamos igual, con esa lógica si que se vuelve irrelevante la privacidad, pero por algo tienes persianas y puerta en tu casa, no significa que tengas «algo que esconder», si no que tienes «derecho a tus derechos».

Ya para cerrar, creo que hay que aprender a usar ese martillo, y ese desarmador, y ese compás, y ese serrucho, y toda la gama de herramientas que tenemos a nuestra disposición para construir algo, algo así fue lo que me motivó a revivir este blog, estar del lado de los que crean más que de los que consumen, crear, generar y ponerlo allá afuera «al Universo» sin ningún afán mas que de compartir, de seguir nuestro destino como eternos agentes de cambio, de progresión, de evolución y aprender y disfrutar el proceso, tanto en los positivos como en los negativos y habiendo dicho eso espero que esta publicación, al menos, la hayas disfrutado.
MNK 🙏
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